¡Bienvenido a Hogwarts! Soy el Sombrero Seleccionador. Como no puedo posarme en tu cabeza, las administradoras me han dado permiso para hacerte unas preguntas. ¿Estás preparado? Concéntrate bien. Relájate. Mi sabiduría hará el resto.
Siempre hacia el norte, seguro que en ese bosquecillo sólo hay ardillas y pajaritos.
Obviamente, escojo el camino junto al mar. En algún momento encontraré una aldea de pescadores.
Está claro, subiré hasta el pico más alto de las montañas al oeste. Con vista de pájaro sabré hacia dónde debo ir.
Aunque la corriente sea fuerte, no podrá conmigo. Voy hacia el río. Al menos, tendré agua para sobrevivir si no hay nada al otro lado.
Bueno, una pena, pero más vale que salga de aquí cuanto antes. ¿Por dónde habrá otro camino?
Me enojo mucho. ¿Cómo pueden tomarme el pelo de esta manera? Si lo sé me voy nadando, en vez de andando…
Me siento confundido y, aunque no dejo de andar hacia delante, no sé cómo salir de allí.
Ahora es el momento de empezar a usar todo lo que sé sobre orientación. Veamos hacia dónde va el viento…
La cultura es un tesoro muy preciado, y la ciudad podrá ser reconstruida. Ayudo al artista.
Corro hacia los ancianos y los alejo del fuego. Luego intento recuperar con mucha cautela todas las fotografías y objetos que puedo de entre las cenizas.
Las caras tristes de los niños me enternecen y me llenan de valor. ¡Te salvaré, Verruguitas!
Por supuesto, tomaré el mando de la situación. Cuanto más controlado esté todo, mejor. Este caos necesita un líder.
Quiero buscar aventuras, emoción, retos. Deseo ser grande, un gran guerrero.
Deseo la paz, la espiritualidad y la naturalidad. Quiero ser querido, un ejemplo de lealtad a mis ideales.
Mi camino es incierto. Mi espíritu es el líder de mis intenciones y de mi futuro. Quiero sentirme dueño de mí mismo.
Lo que quiero es cultivarme como persona, realizarme y sentirme completo. Mi ingenio me guiará.
Dinero. Siempre es una gran ayuda tener algunos galeones en el bolsillo.
Salud. Es lo principal, sin salud no hay aventura, ni vida.
Amor. Nadie quiere morir solo, todos necesitamos a alguien especial en nuestras vidas.
Espíritu. Dicen que sin nuestro espíritu, no seríamos nada. Nunca renunciaría a perder esa mitad de mí.
Un puesto en la política. Admiro al Ministro de Magia y todos los funcionarios que trabajan para el Ministerio.
Sanador. Me parece completamente admirable el esfuerzo que hacen para salvar tantas vidas.
Seguramente me dedicaría a la Historia. Recopilaría toda la información que conozco y, algún día, podría llegar a enseñar en Hogwarts.
No hay duda de que el empleo perfecto para mí es el de Auror. Quiero luchar contra las Fuerzas Oscuras y evitar cualquier daño al Mundo Mágico.
Todo sea por ayudar, hubiera intentado mediar con Helena y traerla a casa, aunque eso me llevara mucho tiempo.
De alguna manera u otra hubiera castigado a Helena, pero… ¿Suicidarme? Por Merlín, no.
No la obligaría a volver, aunque Rowena quedaría muy disgustada. Una niña caprichosa como Helena debe aprender de sus actos.
Seguro que habría algún hechizo o alguna poción para convencerla de que volviera. ¿Eso no se consideraría traerla a la fuerza, no?
Algo útil como una brújula, un reloj o un pequeño catalejo.
Sólo necesito mi varita, nada más.
Una guía universal del Mundo Mágico. Si tengo que viajar, será mejor que esté documentado.
Hay que asegurarse de que te conozcan allá dónde vas. Seguramente me llevaría algún tipo de identificación, como el sello de mi familia.
Me gusta creer que soy un alma humilde y buena.
Soy el hijo de mi padre y el nieto de mi abuelo. Sin más.
Soy una mente pensante, un cerebro con extremidades.
Creo ser un corazón noble, con fuerza de voluntad.
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